Esfuerzo, cansancio, éxito… y otras absurdas implicaciones de nuestro mundo y trabajos
La cosa no fue inmediata, nada, que va, yo, al menos, necesité unos cuantos años, ya hace tiempo, para darme cuenta.
Quizá tú ya lo tenías claro desde el principio, pero a mí… me costó, pero desde que lo interioricé no puedo dejar de verlo de esa manera. Lo que me pasa ahora es que sigo viendo, y teniendo que tratar, con demasiada gente a que aún no lo ve igual que yo, lo cual es respetable, pero déjame que aunque lo respete… no lo comparta.
Desde muy pequeñito, al menos a los de mi generación, nos inculcaron la idea del esfuerzo. “Sin esfuerzo no se logra nada en la vida”. “Todo éxito requiere un gran esfuerzo”.
Pero las frases hechas son demasiado flexibles, interpretables y casi moldeables.
El primer error vino al hacer este nuestro subconscientemente la equivalencia de que si “no hay éxito sin esfuerzo” entonces «si me esfuerzo mucho… habrá éxito (seguro)». Ja, demasiado fácil. Siento decírtelo, hacer un buen trabajo, concluir haciendo algo grandioso… no es sólo esfuerzo, no es sólo poner horas, no es sólo poner gente.
Pero nuestras mentes encontraron una justificación ahí, ahí en la anterior, y errónea, equivalencia. “Oye que hemos puesto mucho esfuerzo en esta tarea, van muchas horas y hemos trabajado muchos en ello… ¿cómo me puedes decir que el resultado de nuestro trabajo no está bien?”. Sí, ahí empezó el problema: si le pongo muchas horas, entonces… justifico el éxito, sí o sí.
El que para mí fue uno de mis abuelos, de pequeño siempre me decía “cuando termines un trabajo y le enseñes a alguien el resultado, nadie te va a preguntar, ni le va a interesar, cuanto tiempo le has dedicado, sólo les interesará si el resultado es satisfactorio”.
Es lo que tiene, los usuarios, los clientes, etc., no tienen mucho interés, incluso nunca sabrán, cuando esfuerzo y horas le pusiste tú, o un equipo con mucha gente, lo único que les importa es… el resultado.
Primera idea, salvo que seas un súper genio, o un equipo de genios, siendo personas normales, creo que deberías saber que sin mucho esfuerzo no habrá un trabajo de exitoso, pero, ojo, que echarle un montón de horas, esfuerzo, no es una garantía inamovible para el éxito. No utilices el haberle puesto muchas horas como justificación para decir que el resultado del trabajo, sí o sí, tiene que ser un éxito.
Pero en nuestro mundo las cosas siempre se pueden llevar un poco más allá y a todo este razonamiento se le puede poner una derivada más compleja, diría absurda, pero no quiero ofender.
Una segunda cosa que suele pasar cuando se le pone mucho esfuerzo a algo de manera concentrada en poco tiempo es que aparece la debilidad humana del cansancio.
No, no, no necesariamente todo esfuerzo implica el mismo cansancio. Si pesamos en horas, por simplificar, no es lo mismo dedicar a una tarea 2 horas diarias durante 5 días que dedicarle 10 horas durante un solo día. De hecho, la primera opción probablemente obtenga mejores resultados, ya que la primera frente a la segunda varían en un factor determinante… el cansancio.
Y el cansancio, normalmente, es enemigo de las ideas lúcidas y brillantes, que sí suelen darse en trabajos de éxito.
Pero el caso es que, volviendo a lo nuestro, la errónea implicación de “esfuerzo implica [siempre y necesariamente] éxito” (que, como te conté, no es lo mismo a decir que “no hay éxito sino ha habido esfuerzo”) puede retorcerse un poco más si pensamos en “cansancio como sinónimo, o equivalente, de esfuerzo” o “a más cansancio más ha sido mi esfuerzo”.
Según lo anterior, podemos crear combinaciones tan explosivas como irracionales, tan interiorizadas en nuestro mundo como ilógicas, interiorizadas hasta la saciedad por muchos: “llevo desde las 1:00 de la mañana con esto, estoy muy cansado, destrozado… no me digas que lo que he hecho no es un buen trabajo, ni se te ocurra dudarlo, ¿no ves cómo estoy físicamente?”. Tan interiorizadas tenemos ese tipo de frases, digo yo que será otra herencia del mundo de los trabajos físicos, frente a los intelectuales, que si se te ocurre decir lo contrario puedes hasta tener problemas.
Bueno, cada uno podemos pensar lo que queramos, podemos auto-justificar nuestro trabajo quedándonos trabajando toda la noche del día anterior previo a la entrega, o meter decenas de personas en un proyecto, incluso metiéndolas unas semanas antes de la entrega, pero más allá de lo que pensemos unos u otros hay un juez que tiene la última palabra: el usuario o cliente final, que puede que nuca sepa cuando esfuerzo le pusiste pero que si que sabe si para el ese trabajo es un éxito.