¿Está parte del sector software en un punto en el que sólo compite por precio?

Empiezo a escribir este post en la sala de espera de un concesionario oficial de automóviles de una marca de gama media. Mientras espero, para pasar una revisión rutinaria, leo un cartel que dice: “Tarifa turismos 64 euros hora más IVA. Tarifa 4×4 80 euros hora más IVA”. Un mínimo de 512 euros más IVA por jornada, materiales aparte, sin posibilidad de regateos, sin conocer el CV del equipo que te reparará el coche, sin pagos a 120 días, los gastos de desplazamientos corren por cuenta del cliente, con la casi obligación de pasar revisiones periódicas si no quieres perder la garantía, el taller cierra todos los días a la misma hora,  etc. Al menos en España, este modelo de trabajo es un sueño para muchas empresas del sector del software.

Hablando sobre calidad software, me comentaban el otro día en una empresa que “hemos dejado de invertir en buenos profesionales y en calidad porque en los pliegos de licitaciones que sacan grandes organizaciones lo que más se premia es el menor precio. La competencia tampoco invierte, y hacerlo te hace ser menos competitivo”. Me decía otra empresa que “como la calidad no se paga, y lo que importa es el precio, es mejor contratar perfiles que no han estudiado ingeniería informática, porque exigen menos salario, aunque pudieran desarrollar peor, pero eso no importa tanto”.
“Con lo que han bajado las tarifas en España, el precio de la jornada se paga ahora a el doble en países como Chile”, me contaba que un compañero del sector, en este caso un auditor software con el que coincidí en Chile. Frente a las iniciativas de mejora de la calidad de años atrás, hay hoy empresas a las que sólo les importa tener certificaciones sin realmente implantar mejoras, y por ello poco les importa que quien les implantó una ISO 9000 les implante ahora una 15504, una 20000 o un CMMI. Lo que importa es “el sello” para poder presentarse a proyectos.
El responsable de una fábrica software también me comentaba que “al precio que se paga la hora de desarrollo, para poder competir no se puede invertir en calidad o en perfiles más preparados”. Desde hace unos años, las empresas de software españolas, para ser más competitivas, están moviendo sus fábricas a regiones en las que el coste de mano de obra sea lo más económico. Y en este contexto, el responsable de una fábrica pequeña me contaba que estaba subcontratando recursos en regiones fuera de Madrid con el objetivo de “bajar de los 20 euros hora (160 euros jornada) para ser realmente competitivo”.
Y esto no sólo en desarrollo software. Compañeros que se dedican a temas relacionados, como la seguridad, te comentan cosas como que “casi nadie invierte en seguridad hasta que ha tenido un problema”.
Los anteriores son sólo algunos ejemplos, extraídos de experiencias personales. Esta situación puede deberse a que los clientes no exigen calidad. Puede que sean experiencias aisladas. Pueden deberse a que la disciplina de la ingeniería del software es joven. O puede ser la crisis. O puede que esta sea la oportunidad para que aquellos que ofrezcan calidad dispongan de una importante ventaja competitiva. Pero, en cualquier caso… ¿Estamos yendo hacia a un punto en el que lo único que importa en una parte del sector (me consta que no en todo) es el precio?