Cibercuentos de un jueves de verano (3). La reconversión del sector del desarrollo software

Publicado: 16/08/2032 – 15:29
Actualizado: 16/08/2032 – 18:32
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Hace ya dos años que la Unión Europea decidió prohibir la continuidad de las ayudas públicas al sector del desarrollo software más allá de fines de 2031, cesando así la vida de las ayudas estatales que desde hace años precisa el sector para sobrevivir, y que en el caso de España afecta hoy a la práctica generalidad de las empresas de desarrollo software.
El sector del desarrollo software español estaba desde hace años amenazado por una muerte segura, si bien lleva sobreviviendo ya más de 10 años bajo la amenaza del cierre.
El Gobierno del PUE (Partido Único Europeo), que desde 2018 regula y gobierna sin oposición todos los países de Europa, a raíz de la época de las sucesivas intervenciones y rescates financieros de la década del 2010, y dentro de él su Ministerio de Industria Productiva, ha introducido en los Presupuestos Generales para el Estado español para 2033 un recorte del 90% a las subvenciones al desarrollo de software, sin las cuales la totalidad de las empresas desarrolladoras no podrán sostenerse, según afirman empresarios, Colegios, los sindicatos refundados y dirigentes de los municipios en los que se ubican las llamadas fábricas software, cuya renta y empleo siguen siendo muy dependientes de las mismas.
La decisión se tomó hace años debido a que las empresas de desarrollo de software españolas ya no eran competitivas por sí mismas. Desde hace años, las empresas de desarrollo software españolas tienen un problema estructural: son deficitarias sin el auxilio europeo. Ya desde fines del 2020, desarrollar software en España resultaba mucho más caro que hacerlo en Latinoamérica o Asia.
La llamada era de la «plena migración al cloud», a la que obligó la moratoria de «recomendaciones de obligado cumplimiento para la reducción de la emisión de tecnológica», propició que las empresas cliente, consumidoras de desarrollos software, fueran poco a poco sustituyendo desarrollos específicos para las mismas, elaborados, implantados y mantenidos por empresas nacionales, por aplicaciones a las que se conectan vía Internet y que hoy se ejecutan y mantienen y desarrollan en otros países en los que es mucho más económico desarrollar.
A esto se unió la desaparición total del I+D, considerada a finales del 2015 área no estratégica para el crecimiento de países del sur de Europa como España, que provocó que las empresas de desarrollo Españolas fueran incapaces de pasar desde desarrollar software sólo bajo requisitos especificados por los clientes nacionales a un modelo innovador, a crear aplicaciones de funcionalidad nueva, puntera y competitiva a nivel global y no sólo nacional, ofertando así I+D y funcionalidad en vez de sólo horas, cada vez más económicas, de desarrollo.
Hoy son empresas de países como EEUU o Alemania las que monopolizan las ventas a España de aplicaciones software, que las empresas españolas usan vía internet, sin realizar ninguna implantación local y, por tanto, sin necesitar de las empresas nacionales. A su vez estos países, EEUU o Alemania principalmente, con fuertes inversiones en I+D desde el siglo pasado, hoy sólo crean la funcionalidad innovadora, y el software es desarrollado en países de Latinoamérica o Asía, mucho más competitivos en coste que países del sur Europa como España.
Estos países del sur, entre ellos España, por mucho que intentaron reducir costes migrando el desarrollo a pequeñas poblaciones con salarios menores fueron incapaces de competir con otros países, principalmente de Asia y Latinoamérica, que no sólo tienen menores costes, sí no también mayor productividad por desarrollador, ya que a su vez supieron invertir en su momento en calidad software, talento y optimización de procesos.
Los programadores y sus dirigentes patronales y sindicales defienden la continuidad del sector. Aseguran que España, y la propia Europa, carentes de equipos de desarrollo software autóctonos, no deben renunciar a este tipo de profesionales, cuyas empresas, de cerrarse, sería prohibitivo rehabilitar si algún día fuese preciso reabrirlas.
Frente a esta tesis, muchos economistas alegan que no tiene sentido que países como España sostengan actividades en las que nunca serán capaces de competir en costes, abundancia y calidad. Ya hoy España es altamente importadora de software desarrollado fuera. Y lo mismo ocurre en Europa.
Los afectados afirman que si no se atempera este ajuste, el desarrollo de software nacional está condenado al colapso inmediato.

Aprovechando la ligera tranquilidad de agosto, los jueves voy a publicar algunas ciberhistorias que tenía por ahí olvidadas en el fondo del disco duro.