El negocio oculto de hacer mal software (y software malo)

Llamarme inocente, lo admito, he pasado la mayoría de mi carrera profesional creyendo que aquellos grupos y organizaciones que hacían software malamente y, por consiguiente, software malo, no tanto en el sentido funcional sino más en el sentido de cómo internamente está desarrollado y testeado, lo hacían por motivos de incompetencia.

Pero, con los años, he acabado creyendo que, aparte de la incompetencia, hay otra razón mayor para hacerlo mal y que algunos son conscientes de la misma: el negocio económico y los beneficios que genera el software rematadamente mal hecho y por consiguiente el software malo. Por mal hecho, sin perdernos en detalles, hablo, por ejemplo, de un 2 o menos en el Test Garzás.

De hecho, analizando los beneficios que tiene hacer el software mal, y analizándolo solo desde el punto de vista económico, que no ético y profesional, realmente hasta me empiezan a aparecer dudas sobre qué beneficio obtienen los que lo hacen bien.

Así que de los creadores de la serie de Por qué hay empresas que no hacen buen software y Cómo lograr que tus clientes nunca puedan sustituirte y tenerlos atados para la eternidad llega una nueva entrega: El negocio oculto de hacer mal software y software malo.

Veamos las enormes ventajas competitivas y económicas de hacerlo mal, y luego me dices….

1 – Ahorro de costes en personal.

Frente a una empresa profesional que tiene un correcto proceso de desarrollo software, si haces software malo, con un proceso malo, lo lógico es que tengas gente poco cualificada, poco experta o con poco conocimiento, lo que es ostensiblemente más económico.

Te ahorrarás en formación, en que te pidan aumentos de sueldo, bajas la rotación de la empresa, etc.

No es todo tan fácil, porque normalmente los que hacen mal software se caracterizan por intentar suplir sus carencias metiendo mucha gente. Pero eso suele aparecer cuando ya las cosas van muy mal, al principio «esto con 4 becarios sale».

2 – Fidelización de clientes.

Hacer software rematadamente malo genera que pocos, más allá de quienes lo programaron (y a veces ni eso), sean capaces de mantenerlo, tocarlo, evolucionarlo, etc. Es por ello que muchos clientes que compraron un desarrollo software mal hecho ya no pueden prescindir del proveedor… Sólo él puede mantener tal monstruo… y ahí se queda por años.

3 – Aumento de las tarifas.

Créeme, no cuento nada que no haya visto yo, y varias veces. Por motivos como el anterior, llega un momento que el proveedor de desarrollo toma consciencia de que ningún otro proveedor, nadie de la competencia, se atreverá a intentar quitarle el proyecto… nadie quiere ese problemón y el que quiera entrar cobrará más para poder hacerse con ello.

Entonces… le sube las tarifas al cliente. Así, podrás ver gente y empresas rematadamente malas cobrando tarifas que te producirían escalofríos, diciendo, además, que “ellos son los únicos que saben de ese software” y por ello cobran tanto (te repito, lo he escuchado, y muchas veces).

4 – Las ofertas más competitivas del mercado

Hacerlo mal genera la paradoja de prometer hacerlo en menos tiempo… pero en la realidad tardar el doble, o más, de tiempo de lo que alguien que se sabe diría que lo haría.

Y lo anterior es una gran ventaja competitiva. Es lo que todo cliente quiere escuchar… el menor tiempo. Y si al menor tiempo le unes que, debido al apunto 1 de esta lista, eres el proveedor que tiene personal menos cualificado y por ello menos costoso… además de ser el que lo hace en menos tiempo… eres el que lo hace en menor precio. Así no falla, te llevas el proyecto.

Pero es más, por si fuera poco, este punto te hará ganar más dinero porque lograrás un….

5 – Aumento, casi indefinido, vitalicio, del tiempo de proyecto (por consiguiente alargar los meses de facturación).

A raíz del punto anterior, aquello de prometer menos tiempo de proyecto del posible y necesario, crea otra gran ventaja competitiva (además de ganar el proyecto).

Lo normal es que la presión del inocente cliente engañado, para que que el mal proveedor cumpla las fechas, que ya sabemos son imposibles, provocará que el proveedor, para quitarse problemas y líos, diga… “ah, que quieres que entregue ya lo que llevo, que sino me penalizas, pues ahí lo tienes…”.

Puedes adivinar que el desarrollador entregará algo que medio funciona y con miles de bugs (obvio decirte que el testing nunca se hará, no hay tiempo).

Una vez entregado, más que en procesos tan caóticos, esos en los que nadie tiene claro exactamente “qué era lo que había que entregar”, se dará por buena la entrega y empezará la mal llamada fase de mantenimiento (realmente, fase de terminar lo que no dio tiempo).

Fase de mantenimiento en la que, sí querido lector, el mal proveedor de software comenzará un nuevo proyecto que, sí, sí, facturara al inocente cliente.